NO HAY NADA MAS PELIGROSO QUE UN EX PROGRE TRABAJANDO EN EL GRUPO CLARÍN.
SON MUCHO MAS PELIGROSOS QUE LA OPOSICION ABURRIDA...
Fuente: informador.com.mx
Pocas cosas revelan lo entrañable de alguien como su capacidad de perdón. Éste tiene misteriosos caminos. Transita por la justicia, el arrepentimiento del ofensor, pero también puede ser unilateral y gratuito, y su energía es imparable. En los agravios históricos de la Humanidad, la reconciliación pasa por la memoria: el reconocimiento de la herida, la visibilidad de víctimas y victimarios; las sanciones; las comisiones de la verdad. El sufrimiento causado a grupos humanos, para humillarlos, expulsarlos, o de plano exterminarlos, puede llevar a escribir, como Teodoro Adorno, que no cabía más poesía después del horror de Auschwitz. Venerar la memoria tiene un sentido pleno: evitar que sucesos así se repitan; incrementar la conciencia que brota de conocer de qué hemos sido capaces; solidarizarnos con quienes en este tiempo, siguen siendo ese rostro borrado en el que debemos reconocernos todos.
En la Ciudad de México, junto a Relaciones Exteriores, en la Plaza Juárez, frente al Hemiciclo, en octubre de 2010 se inauguró el Museo Memoria y Tolerancia, sitio extraordinario por el que vale la pena el viaje. Sus fundadoras son su presidenta y directora, Sharon Zaga, y su vicepresidenta, Mily Cohen. El edificio, espectacular, fue hecho por Arditti+RDT Arquitectos, con museografía de Antonio Muñohierro y Ricardo Giraldo. Cuenta con alta tecnología para grabaciones, documentales, fotografías. Varias instituciones públicas mexicanas y agencias internacionales colaboran por convenio. El Holocausto, documentado magistralmente; las atrocidades vividas por los armenios, lo padecido en Ruanda, ex Yugoslavia, Darfur, Guatemala, Camboya, y en nuestro México (Acteal, Atenco, Aguas Blancas, el 68), sacuden y estremecen. Sobre todo al pasar por el vagón de tren, traído desde Polonia, donde se llevaba a los campos de concentración a ese pueblo al que pertenecieron Maimónides, Einstein, Espinoza, Freud, Kafka. Aunque tiene un Memorial, le faltaría para ser perfecto un pequeño recinto íntimo, ecuménico, para digerir a solas lo que ahí se ve, y también iluminar más algunas bases de madera con opciones de temas al final del recorrido.
El museo ocupa tres pisos del complejo de cinco pisos, que tiene restaurante y biblioteca. La parte que corresponde a la tolerancia, alerta contra la cultura del prejuicio y la discriminación, soterrada en publicidad, películas, discursos, caricaturas, que nos hacen ver al otro como enemigo, o como inferior. La tolerancia es el aire que permite el ejercicio de los derechos en una sociedad de diferentes. Es un componente indispensable para la paz.
Impresionan los testimonios de gratitud a personas como Gilberto Bosques, embajador de México en París, quien salvó a más de 30 mil judíos a quienes protegió y expidió visas, y otros embajadores europeos, como el de Portugal, Arístides de Souza, quien perdió su trabajo al final de la guerra por haber hecho otro tanto.
La memoria, se lee en la primera sala, “sirve como instrumento de justicia y prevención”. Para consultas por internet, sugiero ver: www.memoriaytolerancia.org.
Fuente: informador.com.mx
Pocas cosas revelan lo entrañable de alguien como su capacidad de perdón. Éste tiene misteriosos caminos. Transita por la justicia, el arrepentimiento del ofensor, pero también puede ser unilateral y gratuito, y su energía es imparable. En los agravios históricos de la Humanidad, la reconciliación pasa por la memoria: el reconocimiento de la herida, la visibilidad de víctimas y victimarios; las sanciones; las comisiones de la verdad. El sufrimiento causado a grupos humanos, para humillarlos, expulsarlos, o de plano exterminarlos, puede llevar a escribir, como Teodoro Adorno, que no cabía más poesía después del horror de Auschwitz. Venerar la memoria tiene un sentido pleno: evitar que sucesos así se repitan; incrementar la conciencia que brota de conocer de qué hemos sido capaces; solidarizarnos con quienes en este tiempo, siguen siendo ese rostro borrado en el que debemos reconocernos todos.
En la Ciudad de México, junto a Relaciones Exteriores, en la Plaza Juárez, frente al Hemiciclo, en octubre de 2010 se inauguró el Museo Memoria y Tolerancia, sitio extraordinario por el que vale la pena el viaje. Sus fundadoras son su presidenta y directora, Sharon Zaga, y su vicepresidenta, Mily Cohen. El edificio, espectacular, fue hecho por Arditti+RDT Arquitectos, con museografía de Antonio Muñohierro y Ricardo Giraldo. Cuenta con alta tecnología para grabaciones, documentales, fotografías. Varias instituciones públicas mexicanas y agencias internacionales colaboran por convenio. El Holocausto, documentado magistralmente; las atrocidades vividas por los armenios, lo padecido en Ruanda, ex Yugoslavia, Darfur, Guatemala, Camboya, y en nuestro México (Acteal, Atenco, Aguas Blancas, el 68), sacuden y estremecen. Sobre todo al pasar por el vagón de tren, traído desde Polonia, donde se llevaba a los campos de concentración a ese pueblo al que pertenecieron Maimónides, Einstein, Espinoza, Freud, Kafka. Aunque tiene un Memorial, le faltaría para ser perfecto un pequeño recinto íntimo, ecuménico, para digerir a solas lo que ahí se ve, y también iluminar más algunas bases de madera con opciones de temas al final del recorrido.
El museo ocupa tres pisos del complejo de cinco pisos, que tiene restaurante y biblioteca. La parte que corresponde a la tolerancia, alerta contra la cultura del prejuicio y la discriminación, soterrada en publicidad, películas, discursos, caricaturas, que nos hacen ver al otro como enemigo, o como inferior. La tolerancia es el aire que permite el ejercicio de los derechos en una sociedad de diferentes. Es un componente indispensable para la paz.
Impresionan los testimonios de gratitud a personas como Gilberto Bosques, embajador de México en París, quien salvó a más de 30 mil judíos a quienes protegió y expidió visas, y otros embajadores europeos, como el de Portugal, Arístides de Souza, quien perdió su trabajo al final de la guerra por haber hecho otro tanto.
La memoria, se lee en la primera sala, “sirve como instrumento de justicia y prevención”. Para consultas por internet, sugiero ver: www.memoriaytolerancia.org.
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